“El buen amante no se impone a la mujer; sólo cuando ésta lo desea puede un buen amante hacer el amor. No te precipites, no seas dominante; no la fuerces pero tampoco dudes. Asegúrate de ir despacio para prolongar el acto y de hacerlo con suavidad para mantener el autocontrol, de ese modo no llegarás al clímax cuando estés a punto de tenerlo; y la mujer gozará enormemente”

(Diálogos del Tao supremo)

Las ars amatoria son muy antiguas en la China y los manuales chinos sobre sexo son los más antiguos y los más detallados en el mundo premoderno. Había ocho de ellos en circulación antes de terminar el primer milenio a.C. 

Hace más de dos mil años, los médicos chinos taoístas ya escribían libros francos, explícitos y veraces acerca de la relación entre el amor y el sexo. La concepción que tenían era que hacer el amor era algo necesario para la salud, tanto física como mental, y para el bienestar, tanto femenino como masculino. El sexo no sólo debía disfrutarse, sino que era considerado saludable y preservador de la vida. Particularmente, hicieron mucho hincapié en las habilidades sexuales y en la destreza en la realización del acto amoroso. Para un médico taoísta el coito formaba parte del Tao, del orden natural de las cosas y estaba absolutamente exento de cualquier vinculación pecaminosa.  

Nada está equivocado en el sexo puro y simple. Es natural. No hay necesidad de esconderlo detrás de la hermosa palabra amor. No hay necesidad de crear una nube de romance alrededor de él.

Del libro El Tao del Sexo y el Amor de Érica Gómez del Corral

En su libro acerca de la vida sexual en la antigua china, R.H. van Gulik señala: “Fue probablemente esa actitud mental (el considerar lo sexual como parte de la naturaleza sin asociarlo nunca con un sentimiento de pecado o de culpa moral), junto con una casi total carencia de represión, lo que originó que la vida sexual en la antigua China fuese, en conjunto, algo del todo saludable y notablemente libre de las anormalidades patológicas y las aberraciones que se encuentran en muchas otras importantes culturas primitivas”.

Asimismo, muchas expresiones artísticas de la misma época (particularmente, la literatura y las artes plásticas) proporcionaron técnicas sexuales ilustrativas a fin de instruir hombres y mujeres con el objetivo de que la gente fuese hábil para hacer el amor. Por ejemplo, un poema de Chang Heng que se supone escrito en el año 1oo d.C. relata de la siguiente manera cómo una novia emplea una guía erótica para conseguir que su noche de bodas resulte verdaderamente inolvidable:

“Permitidnos ahora cerrar la doble puerta con cerradura de oro
y encender la lámpara para llenar nuestra estancia con su luz.
Me despojo de mis ropas, me quito los afeites y los polvos
y despliego el rollo con grabados al lado de la almohada,
el que me dio Su Nu, a la que tomé como profesora.
De esa manera, podremos practicar todo tipo de abigarradas posturas, esas que un marido corriente rara vez ha conocido,
como las que enseñó Tion-Lao al Emperador Amarillo.
No habrá dicha igual a los deleites de esta primera noche
y nunca los olvidaremos, por ancianos que nos hagamos”

Aunque ninguno de los más  antiguos de estos textos parece existir en la actualidad, muchos sobreviven, en parte, en forma de citas en la enciclopedia médica japonesa titulada Ishimpo, que cita más de doscientas de las antiguas escrituras. Se trata de un trabajo del siglo X, recopilado por un médico chino que vivía en Japón e incluye una larga sección de las artes de dormitorio. En los treinta capítulos de esa sección del Ishimpo aparecen diferentes modalidades taoístas y médicas. Levy e Ishihara escribieron lo siguiente acerca de la conexión entre taoísmo y medicina:

“Los adeptos al taoísmo en la antigua China veneraban al Emperador Amarillo (Huang Ti) y adoptaron lo que creían eran sus teorías médicas. Muchos de ellos se volvieron médicos, y esta capacidad curativa hizo que emperadores y aristócratas cortesanos los recibieran como huéspedes de honor. Instruían sobre las prácticas de tocador a los hombres que estaban hastiadas de sus compañeras mujeres; esto fue especialmente cierto del Tang (siglo VII al X), que se caracterizó por la existencia de gran número de prostitutas, acompañantes femeninas y concubinas. Es decir que, en un sentido práctico, los manuales de sexo de los taoístas servían como manuales de primeros auxilios para los caballeros del ocio chino, cuyo bienestar se veía amenazado por el interminable juego amoroso y el libertinaje. El emperador tenía miles de mujeres en su harén y tenía relaciones con, por lo menos, varias docenas de ellas. Para él, los consejos sobre cómo conservar, eran consejos de supervivencia”

Los antiguos taoístas chinos creían que la buena salud, tanto física como mental, así como también la longevidad, estaban íntimamente relacionadas con hacer el amor bien y frecuentemente.  A causa de ello, el amor y el sexo eran considerados una rama importante de la medicina. Intrínsecamente, el Tao del amor expresaba la idea de que el amor y el sexo sólo serían plenamente benéficos cuando fueran del todo satisfactorios.

El taoísmo sexual

El taoísmo sexual es la expresión filosófica y práctica en la cual el erotismo y el acto sexual son elevados a la categoría de un arte refinado, capaz de proporcionar a la pareja satisfacciones sumamente poderosas y de larga duración. La felicidad que el hombre y la mujer duchos en el taoísmo amoroso obtienen de las prácticas sexuales pueden llegar, incluso, a parecer increíbles para un neófito. La fascinante riqueza del taoísmo en el ámbito amoroso supone la concepción de un erotismo, en cierta medida, “divino”, en el cual el impulso vital se transforma en energía sexual sublime. Si bien el taoísta debe explorar (y es deseable que así sea) todo tipo de placer sensual, sólo debe aceptar aquellos que considera refinados y de una esencia suprema. Para ello, deberá guiarse por un sentido de la belleza y una estética de pensamiento, propios de aquellos que desean acercarse al Tao. Luego, la armonía sexual obtenida con la práctica taoísta deviene en equilibrio físico, energético y emocional al mismo tiempo.

El dominio de la sexualidad taoísta supone la observación de ciertos principios fundamentales y el estudio y la puesta en práctica de ciertas técnicas, efectivas y liberadoras, lo cual concede a sus adeptos un poder de encanto y de seducción que les permite participar (y hacer participar a su pareja) de goces sexuales a un nivel superior. La práctica del erotismo taoísta está estructurada sobre bases teóricas muy elaboradas y sobre un conjunto de técnicas perfectamente codificadas. Las grandes líneas de su filosofía deben ser respetadas por los dos componentes de la pareja; si bien pueden introducirse innovaciones en busca de una diversidad mayor, deben tenerse siempre presente los principios del taoísmo: prolongación del acto sexual y del placer; anhelo constante por satisfacer a la mujer y retención del semen.

El taoísmo es una disciplina oriental que abarca todas las áreas de la vida y que, básicamente, es una forma para comprender la existencia y vivirla mejor, ya que, si bien sus bases son de naturaleza eminentemente filosófica, permite su aplicación en los órdenes prácticos de la vida. Como muestra de ello, cabe destacar que el taoísmo ha sido fuente de inspiración para la medicina, el arte, la literatura y muchos otros campos del quehacer y el conocimiento humano.

El taoísmo (término para referirse a un determinado número de escuelas chinas) es una antigua filosofía cuya fuente la constituye el innombrable, a la vez que informe, principio del Tao, que toma forma en una pareja de contrarios (ya ampliamente conocida en el mundo occidental) conocidos como Yin y Yang los cuales, a su vez, se relacionan y entrelazan para, de esa manera, dar lugar a un infinito mundo de posibilidades.

Con la implementación de estos principios y estas técnicas, la pasión puede perpetuarse durante un tiempo mucho mayor al acostumbrado (especialmente, el usual para los individuos occidentales), amén de que el placer y la satisfacción obtenidos por ambos miembros de la pareja no tienen punto de comparación posible con lo que las personas no iniciadas en el Tao del sexo y del amor denominan “éxtasis”.

Si es difícil definir de manera clara y precisa un concepto tan amplio, ambiguo y rico como el Tao, tal como el lector podrá imaginar, algo muy parecido sucede con el Tao sexual. Una primera forma de acercarnos a este concepto puede ser la de pensarlo como la forma china de circulación de la energía vital. Otra manera de hacerlo (para quien tenga el conocimiento correspondiente) es considerarlo como una suerte de equivalente de los conceptos indios de sexo tántrico y energía Kundalini.

Lo importante que resultaba hacer el amor para los antiguos taoístas queda claro en el siguiente diálogo del Su Nu Ching:

“Emperador Huang Ti: Me encuentro muy abatido y falto de armonía. Estoy triste y temeroso. ¿Qué puedo hacer?

Su Nu: Todas las debilidades del hombre pueden atribuirse a formas defectuosas de amar. La mujer es más fuerte en el amor, respecto del sexo y de la constitución, como el agua es más fuerte que el fuego. Quienes conocen el Tao del amor son igual que los buenos cocineros que saben combinar los cinco sabores en un plato delicioso. Los que conocen el Tao del amor y armonizan el Yin (hembra) con el Yang (macho) son capaces de mezclar las cinco dichas en un placer celestial; quiene no conocen el Tao del amor morirán antes de tiempo y sin que ni tan siquiera hayan realmente gozado del placer amoroso.¿Verdad que Su Majestad no quiere ver así las cosas?”

Estos maravillosos conocimientos están a tu alcance, para aprender y compartir:

El Tao del sexo más allá del sexo

Para entender el taoísmo erótico en su justa medida, se hace necesario ir más allá del coito propiamente dicho. Si bien, tal como se podrá apreciar en capítulos ulteriores, el contacto carnal es de una importancia capital en el vínculo de pareja, no lo son menos otros aspectos en apariencia “menores”. Estos son:

  • La confianza mutua.
  • El hecho de dedicarle tiempo a la relación.
  • El estado de salud.

La confianza mutua

La confianza en un elemento fundamental para unir a la pareja y, por ende, también para lograr el éxtasis sexual. Es fundamental que entre sus integrantes exista una gran confianza a modo de basamento de la relación. ¿Cómo cimentarla? Algunos principios son: 

  • Poner énfasis en la sinceridad de nuestros actos e intenciones.
  • Evitar cualquier tipo de aprehensión con respecto a lo que plantea el otro. 
  • Escuchar sin juzgar y tratando de comprender.
  • Saber expresar los problemas claramente y dejando de lado la agresividad.
  • Velar siempre por el bienestar del otro miembro de la pareja.  
  • Renunciar a cualquier intento de dominación (recordar el tópico “renunciar a ejercer el poder” del capítulo “La doctrina del Tao”) 

La importancia de dedicarle tiempo al amor

El taoísmo concede una importancia fundamental al hecho de dedicarle mucho tiempo al arte de amar. Pero debemos entender esto de manera cabal. No se trata solamente de prodigarle tiempo al acto sexual sino al “arte de amar” entendido en sentido amplio. Básicamente, consiste en prestar suma atención a las relaciones mutuas en el marco de la vida cotidiana, más allá del coito; se trata de valorar tanto al amor en su sentido erótico como de saber cultivar pequeños gestos que son testimonio de afecto, consideración, respeto y cariño. En síntesis: dedicarle tiempo a la intimidad más allá de la relación carnal. 

El estado de salud apropiado para el desarrollo sexual

El taoísmo considera (y, por supuesto, con mucha razón) que un perfecto estado de salud es de suma ayuda para obtener los beneficios de una sexualidad plena. Más aún: si la pareja mantiene relaciones carnales en un excelente estado de forma física y acepta tener una serie de cuidados, no sólo gozarán de un erotismo maravilloso sino que, incluso, podrá prolongar su vida. Algunas de las recomendaciones de índole más general son, por ejemplo, cultivar el espíritu y evitar el sedentarismo, manteniendo una actividad física siempre acorde a la edad. Los consejos del orden de lo alimentario, prescriben escoger sabiamente los alimentos, no cometer excesos al respecto y evitar el alcohol y los picantes.

El sexo y el amor

Íntimamente vinculado a buena parte de lo que dijimos en el apartado anterior, abordaremos ahora la relación entre  el sexo y el amor desde la perspectiva del erotismo taoísta. Los discípulos avezados en el Tao del amor y del sexo tienen la impresión de que no deben separarse ambos elementos. El amor sin sexo (el tan mentado “amor platónico” de Occidente) suele resultar algo frustrante y enfermizo, carente de la necesaria armonía entre el Yin y el Yang que permite el equilibrio vital. Por otro lado, el sexo sin amor es simplemente una función biológica que no deviene en equilibrio, paz espiritual, etcétera. Tal como reza un antiguo texto taoísta: “La verdadera dicha de amar consiste en una suerte de éxtasis de dos cuerpos y alma, unidos y entrelazados poéticamente”

Para la concepción taoísta, el éxtasis -sea carnal o espiritual- es no sólo aceptable, sino deseable, pues es por medio de éste que se logra la armonía total. Los placeres en el taoísmo no están diferenciados entre el espíritu y el cuerpo, ni se comprenden como pecaminosos. El disfrute del arte, de la naturaleza y del vínculo erótico son el camino hacia la unión cósmica con el Universo.

Los dos elixires para la longevidad y la inmortalidad

Algunos taoístas abogaban por lo que denominaban el Nei Tan (elixir exterior) mientras que otros lo hacían por el wai tan o elixir interior.

Los primeros fueron alquimistas que investigaron la purificación de pociones que condujesen a la inmortalidad. Experimentaban con elixires que tenían como base el cinabrio (sulfuro mercúrico), el jade y el oro, pues creían, erróneamente, que estos minerales tenían la facultad de prolongar la vida. El Clásico del Dragón-Tigre es uno de los libros de alquimia más conocidos, que condensa un sistema completo de prácticas alquímico-filosóficas que enseñan a los adeptos el camino de la transformación espiritual. El libro expone los ingredientes y el equipo necesario y describe, asimismo, los cambios que cabe esperar

Aquellos que se enrolaban en la escuela del elixir interior creían que lo que está dentro de uno es mucho más seguro y eficiente para prolongar la vida. El Tao del amor entra en esta segunda corriente.

El elixir interior se relaciona, básicamente, con la mente, con la fuerza mental. No es otra cosa lo que se utiliza en el control de la eyaculación: por más que se usen técnicas fisiológicas, tales como el método cerrado o la técnica de presión (ver capítulo correspondiente) siempre, en última instancia, el mando final es cuestión netamente mental. La respiración correcta también es controlada por la mente.

El segundo factor de importancia en el elixir interior estriba en ahorrar muchas cosas que habitualmente, al común de la gente ni siquiera se le ocurriría hacerlo. Por supuesto, una de ellas (y, tal vez la más conocida) sea el ahorro de semen. La otra (menos divulgada) es tener la misma actitud con el sudor ya que los taoístas consideran que una transpiración copiosa es signo seguro de que la persona no se encuentra lo suficientemente relajada.

Reglas básicas del sexo taoísta

  • La actividad sexual debe ser frecuente.
  • Las relaciones carnales deben durar el máximo tiempo posible.
  • El placer debe prolongarse en la medida de lo practicable.
  • El hombre debe procurar que la mujer quede completamente satisfecha.
  • El varón debe esforzarse por economizar su semen y eyacular solamente a intervalos bastante espaciados.

Tres conceptos básicos del Tao sexual

Una tríada de ideas constituye las bases reales de la antigua filosofía china sobre el amor:

  • El hombre debe aprender a encontrar el intervalo adecuado entre eyaculaciones de acuerdo a su edad y sus condiciones físicas.
  • La eyaculación no constituye el momento de mayor éxtasis para el hombre.
  • La importancia de la satisfacción femenina.

Estos criterios no sólo han sido capaces de que hombres y mujeres realizasen el amor durante mucho tiempo y tan a menudo como lo desearan sino que, tal como lo explicitamos al principio de este capítulo, tuvieron como consecuencia una gran libertad que floreció mientras predominó el taoísmo.

El papel de las mujeres

Desde un principio, las mujeres desarrollaron un papel sumamente importante en la filosofía amorosa del Tao y llegaron a ser muy importantes maestras de la materia y también consejeras de varios emperadores. Luego, el papel de las mujeres decayó hasta adquirir una importancia verdaderamente nimia. 

Asimismo, muchos textos de taoísmo erótico instruyen a las féminas acerca de los “deberes femeninos”, los cuales son en resumidas cuentas:

  • Mostrarse lasciva y sensual para elevar el deseo de los principios sexuales Yang del hombre.
  • Conocer a fondo y poner en práctica el arte de los besos y las caricias.
  • Conocer las técnicas y realizar sexo oral.
  • Aceptar el sexo anal.
  • Evitar cualquier manifestación de celos.

La Receta inapreciable de Sun Su Mo

Sun Su Mo fue, quizá, el médico más importante de la antigua China. Como todo antiguo taoísta que se preciara de tal, cuidó muchísimo de su propia salud, con lo cual llegó a vivir ciento un años, del 581 al 682 d.C. Además de sus múltiples enseñanzas acerca del taoísmo erótico (buena parte de las cuales se rescatan a lo largo de este volumen), nos legó asimismo su Receta inapreciable, que reza:

“Cuando un hombre se encuentra en la juventud,
por lo general no comprende el Tao.
Aunque haya oído o leído algo de él,
no le agrada creer en él por completo y practicarlo.
No obstante, cuando llegue a su vulnerable ancianidad,
se percatará del real significado del Tao.
Pero, para entonces, a menudo ya es demasiado tarde,
Pues ya está muy enfermo para poder beneficiarse”