“YO SOY la Presencia gobernante que me precede adonde yo vaya durante este día, ordenando perfecta Paz y Armonía en todas mis actividades”.
Amado Hermano y Peregrino,
Saint Germain
Impulso ahora desde mi Magna Presencia YO SOY hacia la tuya un saludo que te honra y te bendice en el Amor del Uno y un llamado que haga vibrar la Divina Presencia en Ti, para que despierte y recuerde su naturaleza original más allá de las ilusiones del mundo.
A través de estos relatos, no sólo recibirás importantes enseñanzas, sino que hay también aquí un mensaje fundamental para ti, para mí, para todos. Este mensaje es el de que de manera permanente y constante, estamos siendo acompañados y custodiados por seres sabios y luminosos que caminan a nuestro lado, ocupados en colaborar con todo aquello que sucede en nuestro mundo, e interviniendo, si así es posible hacerlo, desde el amor más profundo para ayudar en los asuntos humanos que enfrentamos. Esto nos demuestra, que nuestra evolución no es un proceso que debamos realizar en soledad. Nos recuerda nuestra naturaleza Una, nuestra identidad como partes de un Todo, nuestro aporte a ese Todo, nuestro libre albedrío en este camino y en la forma de transitarlo.
Es la hora, en que la humanidad de esta Tierra debe dar más reconocimiento a la Actividad de los Grandes Maestros Ascendidos y la Hueste Angélica, los cuales están constantemente vertiendo su asistencia y Luz Trascendental a la humanidad. Debe haber más consciente cooperación entre la vida física de la humanidad y estos Grandes Seres, quienes son los protectores y Maestros de los Seres humanos en este Mundo. Solamente la Consciencia del Ascendido Maestro, la cual es la Magna Presencia “YO SOY”, puede restablecer el orden y la seguridad sobre la Tierra. Solamente, la Llama Consumidora de Amor Divino puede disolver el sentimiento de temor en las personas. Tan pronto como el individuo vuelca su atención a los Ascendidos Maestros y pide sus Bendiciones para el resto de la humanidad, se establece la conexión y se abre la puerta a través de la cual se realiza su ayuda, liberando la Perfección de la humanidad y de la Tierra misma.
Tu consciencia es tu más valiosa herramienta. Tienes una mente inferior que se pega a las ilusiones del mundo. Tienes un cuerpo físico y material, que te hace sentir separado y diferente de todo lo demás, y cuyos instintos básicos están en sintonía con la materia. Tienes un mundo emocional, que por momentos te corre de tu centro primero, de tu esencia verdadera. Pero además de todo eso, que son tan sólo herramientas para realizar tu tránsito por la tierra, tienes en tu poder la herramienta más grande y maravillosa: tu CONSCIENCIA.
Es tu consciencia una extensión de tu Divina Presencia, una capacidad de tu Ser interior para detenerse a observar, sentir y conectarte con todo lo que te rodea desde un lugar diferente. A través del uso de tu consciencia, puedes dominar tu mente inferior y expandirla, llenándola de luz, para que sea capaz de abarcar lo que está más allá de las formas materiales. A través de tu consciencia puedes conectar con tu cuerpo sagrado, convirtiéndolo en un templo para la Luz Divina que encarnas. A través de tu consciencia puedes vibrar las emociones más puras y elevadas: el Amor, el Perdón y el Agradecimiento.
Tu consciencia puede darle forma a la Sustancia Divina, esto es, puedes transformar y modificar tu realidad material con sólo poder observarla desde tu consciencia abierta y plena, puedes poner luz en ella, y despertar tu capacidad de creador del universo, capacidad que la Divinidad misma te ha regalado. Utiliza tu consciencia en todo momento de tu viaje, no te permitas ir por la vida guiado por mecanismos inconscientes que deciden por ti.
Ejercicios de meditación
- El primer paso hacia el control de uno mismo es la calma en toda actividad exterior, en la mente y en lo físico.
- Emplea los ejercicios de meditación siguientes de 15 a 30 minutos, por la noche antes de dormir y por la mañana al despertar.
- Asegúrate de que no vas a ser molestado y, después de quedar en calma completa, visualiza y siente tu cuerpo envuelto en una resplandeciente Luz blanca.
- Durante los primeros 5 minutos, conservando esta imagen, reconoce y siente intensamente la conexión entre tu forma exterior y tu Poderosa Presencia “YO SOY” y centra tu atención en tu corazón, visualizándolo como un Sol de oro.
- La fase siguiente es el reconocimiento de: “Yo acepto ahora gozosamente la plenitud de la presencia divina – el puro Cristo”. Siente la gran claridad de la Luz y su intensidad en cada electrón de tu cuerpo durante, al menos, 10 minutos.
- Termina la meditación diciendo: “YO SOY un Hijo de la Luz, Yo amo a la Luz, Yo sirvo a la Luz, Yo vivo en la Luz. Yo estoy protegido, iluminado, colmado, sostenido por la Luz y Yo bendigo a la Luz”.
- Recuerda siempre: ¡Se llega a ser aquello en que se medita!
El Libro de la Vida no viene con un índice. No sabemos si estamos al principio de un capítulo o al final de una historia. Por eso, debemos dar las gracias con cada vuelta de página.